INTRODUCCIÓN a la Visión Transition Church
Como cuerpo de Cristo, Transition Church tiene un modelo discipular que le permite proyectarse dentro de la sociedad como una iglesia de avanzada y portadora de principios, además de cumplir con la gran comisión de expandir el evangelio por las naciones de la tierra.
Una iglesia, nación, familia o individuo, sin visión está destinado a desaparecer. En estos tiempos apostólicos, mantener una visión es necesario para la proyección y permanencia de la iglesia dentro de la comunidad. En su Palabra, Dios nos muestra la importancia de caminar bajo un propósito, y con un concepto bien claro de Visión-misión, “Id y haced discípulos a todas las naciones…”. Debemos entender que discipulado no es un plan de un hombre, es la estrategia de Dios para alcanzar la humanidad y establecer su Reino.
Nuestra Visión es:
“Predicar el Evangelio del Reino para ganar personas para Jesucristo, formar discípulos para
enviarlos a predicar y gobernar, a fin de transformar la ciudad, la nación y el mundo con el
mensaje del evangelio”.
Esta visión está basada en Mateo 28:18-20, donde dice:
“Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”
Para lograr esta visión-misión trabajamos con el modelo de 1×1, basado en la estrategia
de Jesús en la tierra ganando (1) más para el Reino.
Nuestro slogan: Transition es Pasión, Crecimiento, Discipulado y Familia
Ya que discipulado es la expresión del gobierno apostólico en la Iglesia, todas nuestras actividades tienen dos propósitos:
Ganar personas y Formar discípulos.
El propósito de discipulado es, extender el Reino de Dios en las ciudades, naciones y el mundo bajo una misma cobertura, de allí, la importancia que discipulado y oración estratégica caminen juntos. Además, a través de discipulado el nuevo creyente es formado en la Palabra de Dios y para la conquista de sus metas en la tierra. A través de las etapas de discipulado el discípulo redescubre su propósito en medio de la sociedad.
Qué es discipulado? Es la actividad intensamente personal entre dos o más personas que se ayudan una a otra a experimentar una relación de crecimiento en Dios. (Neil Anderson).
¿Qué es un hijo discípulo? Es uno que tiene la misma genética de su padre espiritual. Es más que un aprendiz, es uno que se aventaja y hace suya la causa de su maestro, buscando siempre el interés de Jesucristo y no su beneficio personal. Hijos discípulos califican para misiones especiales y de ellas siempre te traen buenas noticias. Ser un hijo discípulo de Cristo significa decir y hacer lo que él hizo, reproducir su carácter en nuestras vidas para extender y consolidar el Reino de Dios en la tierra.
La gran comisión dada por Jesucristo a los apóstoles incluyó las siguientes cosas (Mt. 28:19-20)
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Esta gran comisión implica entonces: ir por todo el mundo predicando el evangelio a toda criatura, y haciendo de aquellos que creyeren y fueren bautizados, discípulos verdaderos de Cristo por todas las naciones. Además, será necesario demostrar el poder del evangelio sanando a los enfermos, hablando otras lenguas bajo el poder del Espíritu Santo y echando fuera de la gente a los demonios.
La Iglesia primitiva fue consciente de este mandato. Los apóstoles y el pueblo se lanzaron en los primeros años del cristianismo a la conquista y discipulado de las naciones. Ellos fueron efectivos en cumplir la orden del Señor.
Esta renovación en cumplir la gran comisión estará enmarcada por un retorno masivo a la comunión con El Espíritu Santo para que se manifieste el fluir de su vida, poder y dones para confirmar la palabra y gobierno de la Iglesia.
Declaración de Fe y Doctrina de la Iglesia
La Santa Biblia
La Santa Biblia, y sólo la Biblia, es la fidedigna Palabra de Dios. Sólo ésta es la autoridad suprema para determinar toda la verdad doctrinal. En su escrito original, la Santa Biblia es la palabra inspirada de Dios; la narración que describe y determina la relación de Dios con el hombre y de la relación del hombre con Dios. (Pr 30:5; Ro 16:25-26; 2 Tim 3:16; 2 P 1:20-21)
La Santa Trinidad
Hay un solo Dios, omnisciente, omnipotente, omnipresente y eternamente presente en tres personas: Padre, Hijo (Jesucristo) y Espíritu Santo. Estas tres personas son iguales y habitan juntos en uno solo. (Gn 1:26; Sal 139:7-13; Is 9:6, 44:6-7; Mt 3:16-17, 28:19; Lc 1:35; Ro 15:13; 19:1; 1 Co 2:10; Heb 1:8, 3:7-11; 1 Jn 5:7; Ap 1:8)
Jesucristo
Jesucristo es Dios el Hijo. Sólo Él es la segunda persona de la Trinidad. En la tierra, Él fue 100% Dios y 100% humano. Es el único hombre que ha vivido sin pecar jamás. Nació de una virgen, realizó milagros, murió en una cruz por la raza humana y así expió nuestros pecados por medio del derramamiento de Su sangre. Él se levantó de los muertos después de tres días, ascendió a la diestra del Padre y regresará otra vez en poder y gloria. Cristo, por tanto, es el único mediador entre la humanidad pecadora y el Dios Santo (Is 9:6; Jn 1:1, 14; 20:28; Fil 2:5-6; 1 Tim 2:5, 3:16)
El nacimiento virginal
Creemos que Jesucristo fue concebido por Dios el Padre, a través del Espíritu Santo, en el vientre de la virgen María; por lo tanto, Él es el Hijo de Dios. (Is 7:14; Mt 1:18, 23-25; Lc 1:27-35)
La redención del hombre
Creemos que la Humanidad fue creada buena y recta, porque Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…” “Y creó Dios al hombre a Su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” Pero la raza humana, por transgresión voluntaria, cayó, y la única esperanza de redención es a través de Jesucristo (Gn 1:26-31; 3:1-7; Ro 5:12-21; 6:23; 1Tim 2:5)
Salvación
Creemos que somos salvos por gracia a través de la fe en Jesucristo: Su muerte, sepultura y resurrección. La salvación es el regalo de Dios, no un resultado de nuestras buenas obras o de esfuerzo humano alguno. (Ro 6:23; 10:9-10; Hch 16:31; Ga 2:16; 3:18; Ef 2:8-9; Tit 3:5; Heb 9:22)
Arrepentimiento
Creemos que el arrepentimiento es el compromiso de volverse del pecado en toda área de nuestra vida y seguir a Cristo. Esto nos permite recibir Su redención y ser regenerados por el Espíritu Santo. Por consiguiente, a través del arrepentimiento recibimos el perdón de pecados y nos apropiamos de la salvación. (Hch 2:21; 3:19; 1 Jn 1:9)
Santificación
Creemos que la santificación es el proceso continuo de rendirse a la Palabra de Dios y a su Espíritu para completar el desarrollo del carácter de Cristo en nosotros. A través del ministerio presente del Espíritu Santo y la Palabra de Dios es que el cristiano es capacitado para vivir una vida piadosa. (Ro 8:29; 12:1-2; 2 Co 3:18; 6:14-18; 1 Ts 4:3; 5:23; Heb 2:11)
La sangre de Jesús
Creemos que la sangre de Jesucristo vertida en la cruz del Calvario era sin pecado, y es suficiente para limpiar a la raza humana de todo pecado. Jesús se dejó castigar por ambos, nuestra iniquidad y nuestros pecados, para que aquellos que crean puedan ser libres del castigo del pecado, que es la muerte. (Jn 1:29; Ro 3:10-12, 23; 5:9; Col 1:20; 1 Jn 1:7; Ap 1:5; 5:9)
El Espíritu Santo mora en todos los creyentes
Creemos que los cristianos son gente que ha invitado al señor Jesucristo a venir y vivir dentro de ellos por el Espíritu Santo. Renuncian a la autoridad de sus vidas para dársela a Él, haciendo así a Jesús, el Señor de sus vidas, tanto como su salvador. Ponen su confianza en lo que Jesús logró por ellos cuando murió, fue sepultado y se levantó de los muertos. (Jn 1:12; 14:17, 23; 15:4; Ro 8:11; Ap 3:20)
El carácter sagrado de la vida humana en todas sus etapas
Creemos y reconocemos el carácter sagrado de la vida humana en todas sus etapas. (Ex 20:13; Sal 139:13-16; Sal 72:14; Gn 1:27-28; 9-6; Dt 19-10)
La Iglesia
Creemos que la Iglesia es el cuerpo de Cristo en la Tierra, la habitación de Dios a través del Espíritu Santo, con asignaciones divinas para el cumplimiento de la Gran Comisión de Jesús. Creemos que cada persona nacida del Espíritu es una parte integral de la Iglesia, como miembro del cuerpo de creyentes. Creemos que hay una unidad espiritual de todos los creyentes en nuestro Señor Jesucristo. (Jn 17:11, 20-23; Ef 1:22, 2:19-22; Heb 12:23-25; Ro 12:4-5; 1 Co12:12-27; Ef 5:23)
El Bautismo en aguas
Creemos que, luego de la fe en el Señor Jesucristo, la Palabra de Dios manda al nuevo creyente ser bautizado en aguas, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Éste debe considerarse como la primera ordenanza de la Iglesia. (Mt 28:19; Mr 16:16; Hch 2:38; 8:12, 36-38; 10: 47-48)
La Cena del Señor
Creemos en un tiempo especial de santa comunión en la presencia de Dios, cuando los elementos del pan y el vino o jugo de uva (representaciones del cuerpo y la sangre del Señor Jesucristo) son tomados en memoria de Su sacrificio en la cruz. Ésta debe considerarse la segunda ordenanza de la Iglesia. (Mt 26:26-29; Mr 14:22-25; Lc 22:19-20; 1 Co 10:16; 11:23-26)
El Bautismo en el Espíritu Santo
Creemos que el bautismo en el Espíritu Santo, dado en Pentecostés, es la promesa del Padre, llevada a cabo por Jesús después de su ascensión, para empoderar a la Iglesia con el fin de que predique el Evangelio en toda la tierra. El bautismo en el Espíritu Santo está disponible para todo creyente que lo pida. (Jl 2:28-29; Mt 3:11; 28:19-20; Mr 16:17; Hch 1:5; 2:1-4; 17,38-39; 8:14-17; 10:38, 44-47: 11:15-17; 19:1-6)
Los dones espirituales de Dios
Hay tres tipos de dones espirituales de Dios. Los dones motivacionales de servicio dados por Dios de acuerdo con Su gracia, que se encuentran en Romanos 12. Los dones del ministerio quíntuple son dones de liderazgo, dados por Dios el Hijo a aquellos escogidos, y son identificados en Efesios 4. Los dones de manifestación del Espíritu Santo se encuentran en 1 Corintios 12-14. El Espíritu Santo se manifiesta a través de una variedad de dones espirituales para edificar y santificar la Iglesia, demostrar la validez de la resurrección y confirmar el poder del Evangelio. Las listas de estos dones en la Biblia no son necesariamente exhaustivas, y los diferentes dones pueden ocurrir en varias combinaciones. Todos los creyentes deben desear fervientemente que los dones del Espíritu se manifiesten en sus vidas. Estos dones siempre operan en armonía con las Santas Escrituras, en amor, y nunca deben ser usados en violación de parámetros bíblicos. (Ro 1:11; 12:4-8; 1 Co 12: 1-31; 13:1-13; 14:1-40; Ef 4:11-16; 1 Tim 4:14; 2 Tim 1:5-13; Heb 2:4; 1 P 4:10)
La resurrección
Creemos que Jesús fue resucitado de entre los muertos en un cuerpo glorificado, tres días después de su muerte en la Cruz. Como resultado, tanto los salvos como los perdidos serán resucitados; aquellos que sean salvos, para la resurrección de vida, y los perdidos, para la resurrección de condenación eterna. (Lc 24:16, 36, 39; Jn 2:19-21; 20:26-28; 21: 4; Hch 24:15; 1 Co 15:42, 44; Fil 1:21-23; 3:21; 1Jn 3:2)
La imposición de manos es la forma espiritual para impartir y transferir virtudes espirituales. No se trata de un rito religioso, o una forma simbólica para indicar una operación divina; es el medio establecido por Dios para transferir sobre la persona la virtud invocada por quien impone manos.
1Tim 5:22; Heb 6:2; Gen 48:14-17; Lev 1:4, 3:8; Hch 8:18; 2Tim 1:6; 2Tim 4:14
Los cinco ministerios
Creemos en los cinco ministerios de Efesios 4.11, como los dones dados por Dios al cuerpo de Cristo. (Efesios 4:11)
El reino de Dios
Creemos en el reino de Dios como gobierno y en la persona de Jesús como Rey, como dos verdades absolutas y máximas. (Hechos 8:12) 1Cor 4:20; Mt 24:14; Mr 1:14; Rm 14:17; Mt 4:17
El poder sanador y liberador del Reino
Creemos en el poder del Reino para sanar a los enfermos, echar fuera demonios y hacer milagros, maravillas, señales y prodigios. (Mateo 12:28)
La Fe
Creemos que sin fe es imposible vivir una vida agradable a Dios y que por ella se heredan las promesas. (Hebreos 11:6)
Predicar el evangelio
Creemos en expandir el evangelio del Reino de forma local, nacional y mundial, por todos los medios disponibles. (Mateo 24:14)
El Cielo
Creemos que el Cielo es el lugar de morada eterna para todos los creyentes del evangelio de Jesucristo. (Mt 5:3, 12, 20; 6:20; 19:21; 25:34; Jn 17:24; 2Co 5:1; Heb 11:16; 1 P 1:4; Jn 14:2-3)
El Infierno
Creemos que después de vivir una vida en la tierra, quienes no acepten a Jesús como su Señor, serán juzgados por Dios y enviados al Infierno, donde serán aprisionados y atormentados eternamente con el diablo y los ángeles caídos. (Mt 25:41; Mr 9:43-48; Heb 9:27; Ap 14:9-11; 20:12-15; 21:8)
La Segunda Venida
Creemos que Jesucristo volverá física y visiblemente a la tierra, por segunda vez, para establecer Su Reino Eterno. Esto acontecerá en una fecha no revelada por las Escrituras. (Mt 24:30; 26:63, 64; Hch 1:9-11; 1 Ts 4:15-17; 2 Ts 1:7-8; Ap 1:7)
Ética Personal: “Algunos de ustedes dicen: “Soy libre de hacer lo que quiera”. ¡Claro que sí! Pero no todo lo que uno quiere conviene, y por eso no permito que nada me domine”. (1 Co 6:12 BLS). Siempre podemos “probar” que estamos en lo correcto pero, ¿está convencido el Señor? (Pr 16:2 VLB). “Y os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan”. (1 Ts 5:12)
Obediencia a la ley: Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. (Ro 13:1-2). Obedezcan las leyes, entonces por dos razones: primero, la Palabra de Dios nos lo dice; y segundo, simplemente porque saben que deben hacerlo. “Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo.
Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.
No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley”. (Ro 13:6-8 RVR 1960). Otra razón para vivir correctamente es ésta: “Estamos viviendo tiempos muy importantes, y ustedes han vivido como si estuvieran dormidos. ¡Ya es hora de que despierten! Ya está muy cerca el día en que Dios nos salvará; mucho más cerca que cuando empezamos a creer en Jesús”. (Ro 13:11 BLS)
Familia y hogar: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da”. (Ex 20:12). “Pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?”. (1 Tim 3:5). “Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo”. (1 Tim 3:11). “…el que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía. Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas”. (Tit 1:6-7). “Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia. Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos”. (Tit 2:2-4).
Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.
Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido. Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. (Ef 5:22-31,33; 6:1-4)
Control: “…porque un hombre es esclavo de todo aquello que lo controla (2 P 2:19) Cada uno debe agradar al prójimo para su bien, con el fin de edificarlo. Porque ni siquiera Cristo se agradó a sí mismo sino que, como está escrito: “Las ofensas de los que te insultan han caído sobre mí.”(Ro 15:2-3 NVI)
Adulterio e Inmoralidad: “No cometerás adulterio (Ex 20:14)”. “Tienen los ojos llenos de adulterio y son insaciables en el pecar; seducen a las personas inconstantes; son expertos en la avaricia, ¡hijos de maldición! (2 P 2:14) “Ustedes han oído que se dijo: No cometas adulterio”. (Mt 5:27) “¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No se dejen engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales” (1 Co 6:9) “Pero en esta carta quiero aclararles que no deben relacionarse con nadie que, llamándose hermano, sea inmoral o avaro, idólatra, calumniador, borracho o estafador. Con tal persona ni siquiera deben juntarse para comer”. (1 Co 5:11)
Borrachera y drogas: “Y dirán los padres a los ancianos: Este hijo nuestro es obstinado y rebelde, libertino y borracho. No nos obedece. Entonces todos los hombres de la ciudad lo apedrearán hasta matarlo. Así extirparás el mal que haya en medio de ti. Y todos en Israel lo sabrán, y tendrán temor”. (Dt 21:21-22) “…y envidia; borracheras, orgías, y otras cosas parecidas. Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”. (Gá 5:21) “Ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios”. (1 Co 6:10) “Pues borrachos y glotones, por su indolencia, acaban harapientos y en la pobreza.(Pr 23:21) “No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu”. (Ef 5:18).
Fumar: “¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, él mismo será destruido por Dios; porque el templo de Dios es sagrado, y ustedes son ese templo”. (1 Co 3:16-17) “¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños”. (1 Co 6:19)
Homosexualidad: “No te acostarás con un hombre como quien se acuesta con una mujer. Eso es una abominación”. (Lv 18:22) “Por tanto, Dios los entregó a pasiones vergonzosas. En efecto, las mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza. Así mismo los hombres dejaron las relaciones
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